“No podemos esperar que la zanahoria o el garrote sean la forma de emplearse de este Trump renovado”

“En clave Trump la lógica es avanzar hacia la soberanía interna y la consolidación de una fase de reindustrialización de EEUU, sin saber a ciencia cierta las posibilidades de eso en una economía altamente endeudada y cerca de un nuevo ciclo de recesión”

“Parte de hacer de nuevo grande a EEUU, lema relanzado para esta campaña, tiene que ver con separar a China y Rusia, tarea básicamente imposible ya que estas potencias han logrado sellar una alianza de trabajo que ya tiene resultados completos”

“China resultó la gran ganadora en la reciente Cumbre Asia Pacífico consolidando un puerto que en diez días une a Shangai con Chancay, dando un golpe geopolítico concreto en la mesa”

Los lobbys del «occidente colectivo» andan en fase de desespero tratando de apretar a un Donald Trump que no esperaban ver regresar a la Casa Blanca ya que, más allá de las valoraciones particulares sobre este político estadounidense, resulta disruptivo a muchos de sus planes en ejecución.

Estos últimos días de la presencia de Joe Biden en la Casa Blanca parecen destinados al cierre de expedientes sobre asuntos de la agenda mundial que parecían continuar a profundidad con Kamala Harris, aunque no son pocos quienes dibujan escenarios en torno a que tales maniobra no son nada de presiones al nuevo inquilino del Poder Ejecutivo en Washington, sino una manera de mostrar los dientes ante desafíos de un imperio en franco socavamiento.

En función de lo anterior, básicamente nada de esto tiene que ver con los intereses de un mundo multipolar y de destino común a partir de un profundo, respetuoso y construido diálogo de civilizaciones, como bien marcó el Presidente de la República Popular China Xi Jinping en su mensaje ante la Cumbre del Grupo BRICS+ en Kazán, Federación de Rusia; sino a la visión de como hacer regresar a EEUU a un estado imposible en pleno siglo XXI: de hegemón mundial exclusivo.

La visión de Donald Trump rompe por completo aquella aldea globalista predominada por una visión de uso simple mano militar mundial donde EEUU ejerce su poder de imperio creando o estimulando conflictos en todo el mundo, justo para impedir la expansión del bloque multipolar ya existente y predominante en el planeta, y sosteniendo sus visiones anacrónicas en cuanto a varios aspectos de su propia política exterior.

Entre éstas se encuentra la doctrina Monroe como hoja de aplicación en el relacionamiento con América Latina, que ya ve resultados palpables de bloques alternativos haciendo presencia en la región como sucede con el Puerto de Chancay que viene a ser un nuevo y más moderno sustituto del Canal de Panamá, creyendo desde Washington que con esto puede sostener una visión donde nosotros nos limitemos a darle a manos llenas, gratis y hasta como objeto de robo si es posible, materias primas vitales para su propio desarrollo.
Sin embargo tampoco podemos esperar que la zanahoria o el garrote sean la forma de emplearse de este Trump renovado, ya que existen acciones que son propias de todo el establecimiento político estadounidense muy propias de su visión arrogante y alejada de cualquier otra cosa que no sea privilegiar sus intereses estratégicos.

Tal cosa resultaría normal a cualquier Estado, con el problema que para la élite de poder de EEUU todo Estado que promueva sus intereses por encima de los de ellos se convierte en amenaza, y casi al mismo tiempo en objetivo político, económico y militar.

En clave Trump la lógica es avanzar hacia la soberanía interna y la consolidación de una fase de reindustrialización de EEUU, sin saber a ciencia cierta las posibilidades de eso en una economía altamente endeudada y cerca de un nuevo ciclo de recesión, evitando en esta etapa histórica generar conflictos innecesarios en la arena internacional sin tener fuerte y sólido el frente interno de una Nación severamente afectada en varios órdenes.

A la aldea globalista de la guerra parece que se juntarán maniobras propias de una guerra económica global para tratar de promover por la fuerza la reindustrialización de EEUU.

Por supuesto para los globalistas no todo es color de rosa al punto de tener estas no sólo no son buenas noticias, sino que reagruparse y hacer lo necesario para sentar en la silla de la Casa Blanca a un Trump bien amarrado sin poder hacer otra cosa que seguir escalando los planes que ejecutarían eventualmente con Kamala Harris en el Poder Ejecutivo. En algunos casos a contravía de sus propios deseos aunque en otros de muy buena gana con todo y su proclamación de «acabar con todas las guerras» dentro de la retórica de campaña.

Parte de lo anterior tiene que ver con su intento de reeditar una fracasada y derrotada política hacia la República Bolivariana de Venezuela, cuya máxima presión no sólo fue enfrentada al punto de un triunfo para el Presidente Nicolás Maduro, sino que ni siquiera movió un milímetro en positivo sus objetivos de cambiar el régimen político de Venezuela, básicamente independiente, Bolivariano y alejado de los intereses estratégicos de la élite de poder de EEUU.

Los lobbys que andan activando la reedición de una política fracasada sólo buscan meter en un pantano a Trump mientras mantienen en control otros temas bien graves de la agenda mundial.

Entre ellos un conflicto en europa del Este que difícilmente pueda resolverse en 24 horas, como Trump prometió de manera rimbombante en su campaña, más cuando la escalada del lobby del complejo militar industrial trata de sostener el gran negocio de una guerra cuya prolongación es inútil en lo político, Rusia no sera derrotada de ninguna manera, pero llenará las arcas de esos perros de la guerra que tratan de recuperar cuantiosas inversiones realizadas para este conflicto.

Sin embargo este apenas es el primero de varios obstáculos que tendrá Trump sobre este tema que no se resuelve solo con compromisos territoriales o que Ucrania ya no forme parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte OTAN. Hay mucho más que tiene que ver con la reconstrucción de una confianza absolutamente derruida y el rol de países como Polonia, Finlandia y Suecia para el espacio vital de la Federación de Rusia.

De paso parte de hacer de nuevo grande a EEUU, lema relanzado para esta campaña, tiene que ver con separar a China y Rusia, tarea básicamente imposible ya que estas potencias han logrado sellar una alianza de trabajo que ya tiene resultados completos por ejemplo en un poderoso intercambio comercial así como la consolidación del esquema BRICS + que ha brillado mucho más que otros foros insipidos en la actualidad mundial como el del G20 o la fracasada Cumbre Iberoamericana.

Hasta China resultó la gran ganadora en la reciente Cumbre Asia Pacífico consolidando un puerto que en diez días une a Shangai con Chancay, dando un golpe geopolítico concreto en la mesa.

Todo esto en un contexto donde la guerra comercial contra China parece ser uno de los mecanismos para evitar la expansión del proyecto de la ruta de la Seda y la franja, con la banal pretensión de separar a Beijing con Moscú, cuando la lucha contra las medidas coercitivas unilaterales sería una razón más de unión para enfrentarlas exitosamente. Uno de los tantos problemas de Trump en su paso por la Casa Blanca.

Expresión de todo esto es la reciente declaración del propio Trump que desafía al grupo BRICS+ con aranceles de hasta un 100$ si deciden avanzar hacia un proceso de desdolarización que parece inevitable en el largo plazo.

«La idea de que los países BRICS están tratando de alejarse del dólar mientras nosotros nos quedamos de brazos cruzados y observamos ha TERMINADO. Exigimos que estos países se comprometan a no crear una nueva moneda BRICS ni a respaldar ninguna otra moneda para reemplazar al poderoso dólar estadounidense, o se enfrentarán a aranceles del 100% y deberían esperar decir adiós a las ventas en la maravillosa economía estadounidense. ¡Que se busquen otro «tonto»! No hay ninguna posibilidad de que los BRICS reemplacen al dólar estadounidense en el comercio internacional, y cualquier país que lo intente debería decir adiós a Estados Unidos.» Ha afirmado Trump a través de sus redes sociales, acción que difícilmente pueda romper la alianza entre los dos gigantes multipolares, más bien tendiendo a afianzarla ahora en la defensa de un Grupo BRICS+ que ellos mismos han aclarado no pretende competir ni atacar a ningún otro grupo o instancia mundial.

Otro tema que parece ser propio de la agenda del próximo gobierno es la atención de Oriente Medio, dónde demencialmente han dado luz verde al Estado de Israel para aniquilar al pueblo de Palestina y convertir todo el territorio en un gran Estado con capacidad de pugnar con el gran enemigo regional que tiene la élite estadounidense en esa región: la República Islámica de Irán.

En estos objetivos parece haber más consensos que disensos entre los lobbys y políticos de EEUU, cuestión que se confirma a juzgar por la reciente aseveración del propio Trump tratando de agarrar con pinza un tema de un conflicto de más de 70 años donde el Estado de Israel ha hecho cuánto ha querido por la mano protectora de la élite estadounidense, al punto de incumplir decisiones de Naciones Unidas que se suman a la burla absoluta sobre las decisiones de la Corte Penal Internacional, cuyo fiscal es presionado para ser más eficiente en su atención a enemigos geopolíticos, lo cual desacredita totalmente a dicha institución.

«Todo el mundo habla de los rehenes que están siendo retenidos de forma tan violenta, inhumana y contra la voluntad del mundo entero en Oriente Medio, pero todo son palabras y ninguna acción. Por favor, que esta VERDAD sirva para demostrar que si los rehenes no son liberados antes del 20 de enero de 2025, fecha en la que asumiré orgullosamente el cargo de Presidente de los Estados Unidos, habrá un INFIERNO QUE PAGAR en Oriente Medio y para los responsables que perpetraron estas atrocidades contra la Humanidad. Los responsables serán golpeados más duramente que nadie en la larga y dilatada Historia de los Estados Unidos de América. ¡LIBEREN A LOS REHENES AHORA!», afirma Trump en lo que puede ser un abre bocas no sólo de un accionar más escalado en la región, sino de una hoja de ruta que marcará todo su accionar de política exterior, a través de la amenaza y el chantaje.

Toca mantener los ojos bien abiertos, los pien asentados en tierra y la capacidad analítica afinada para ver los próximos pasos de una élite de poder que tiene muchos desafíos enfrente, siendo el primero de ellos la realidad de un socavamiento sostenido de un liderazgo mundial otrora exclusivo y con un difícil pronóstico de posible restauración, así sea por vía de fuerza.

Autor

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Licenciado en Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela.

Estudios en maestría en Seguridad y Defensa de la Nación y Resolución de Conflictos.

Diplomado de Filosofía de la Guerra.

Colaborador en el área de Secretaría de la Asamblea Nacional Constituyente.

Asesor de la Contraloría General de la República.

Asesor de la Gobernación del Estado Falcón en materia de planificación y políticas públicas.

Articulista del Diario Venezolano Correo del Orinoco.