×
×
Campaña Crowdfounding 🔥
Sin independencia económica no hay independencia informativa
“Líbano, enclave geográfico que hasta hace menos de 100 años era parte de Siria junto a Palestina y la actual RAS , fue creado de manera artificial”
“Al contrario que en Siria, Líbano fue independiente con la condición de estar bajo la autoridad del Gobierno Libre Francés hasta poder garantizar el control de la burguesía maronita sobre este nuevo Estado Libanés”
“Década tras década esta situación ha sido perpetuada por las élites maronitas con la ayuda de oligarcas de diferentes comunidades confesionales que se han sumado al fenómeno “Harirista”
Durante los últimos meses Líbano ha estado entre los países más mencionados en los medios de comunicación de la oligarquía occidental, también llamados medios hegemónicos, de manera que se ha transmitido una imagen distorsionada sobre la cruda situación que está sufriendo este país. De este modo, durante los próximos meses iremos analizando diferentes factores sobre lo que ha deparado y deparará la dura situación económica sufre el pueblo libanés mediante la desestabilización la lira, su moneda nacional, en medio de una pandemia sin precedentes.
Líbano, enclave geográfico que hasta hace menos de 100 años era parte de Siria junto a Palestina y la RAS (1), fue creado de manera artificial sobre la costa de Beirut utilizando como nombre el término Líbano, nombre únicamente conocido hasta entonces por ser la denominación del único monte que sobrepasa los 3.000m en la zona. Entender este concepto básico es fundamental para comprender la cuestión nacional y de clase a lo largo de los 10.500 km2 que forman este estado que aún sigue dirigido por la burguesía cristiana maronita. No en vano, fue el colonialismo francés quien otorgó la hegemonía del país a la iglesia maronita a cambio de partir Siria definitivamente a partir de 1943 (año de la independencia formal de Líbano) y no reconocer al Patriarcado de Antioquia (2), alineándose con el Vaticano.
De este modo, a medida que las décadas han avanzado, Líbano ha encontrado su punto comercial neurálgico en las costas de Beirut, donde su puerto ha gozado de prebendas y ventajas en detrimento de los puertos de Tartous o Latakia, correspondientes a la RAS que planta cara al imperialismo francés. Así, llegando hasta el día de hoy, esta misma Beirut ha sido testigo de la avaricia que ha generado la ley del valor en las millonarias transacciones bancarias que ha ejercido la oligarquía libanesa distribuida en pocas familias. Esta situación tuvo un ligero impasse durante la Guerra Civil Libanesa (1975-1989) hasta que se firmaron los acuerdos de paz en la ciudad saudí de Taif, poniendo así fin a una situación acrecentada por la presencia de la Resistencia Palestina en su lucha contra el invasor sionista tras su expulsión de Jordania. Sin embargo, esta conflagración estaba condenada a suceder dada la escasa aconfesionalidad social y el multiconfesionalismo forzado mal aplicado del Estado Libanés, a años luz del Estado Sirio, el cual sí logró desembarazarse de las reminiscencias del colonialismo francés y no ha sufrido una guerra civil sino una guerra de agresión por parte del imperialismo desde marzo de 2011.
Prueba de ello es que el Ejército Francés fue expulsado de la RAS actual en 1946, no sin previamente días antes llevar a cabo centenares de matanzas en la Plaza de los Mártires o bombardear el Parlamento Sirio; mientras que en Líbano el general Georges Catroux, máximo cargo del Ejército Francés en Beirut, aceptó en 1941 que Líbano fuera independiente bajo la autoridad del Gobierno Libre Francés (3) una vez este tuviera garantizado el control de la burguesía maronita sobre este nuevo Estado Libanés. No en vano, en 1943, utilizando el censo establecido en 1932, el jacobinismo colonialista francés impuso en la recién creada Constitución Libanesa los asientos en el parlamento de Beirut sobre un ratio de seis contra cinco a favor de la parte cristiana.
Década tras década esta situación ha sido perpetuada por las élites maronitas con la ayuda de oligarcas de diferentes comunidades confesionales que se han sumado al fenómeno “Harirista”, del que hablaremos durante las próximas publicaciones. Estas mismas élites son las mismas que influidas por las ínfulas prepotentes del jacobinismo francés que oprime lenguas y sentimientos nacionales dentro y fuera de su territorio aún hoy son conocidas por realizar un duro negacionismo del origen árabe del pueblo libanés, optando constantemente por mirar por encima del hombro al resto de pueblos árabes y considerarse “fenicias” al tratar con inversores extranjeros o meros turistas occidentales que visitan las famosas ruinas de Byblos, los “Cedros de Dios” en Uadi Qadisha o las aglomeradas playas de Beirut.
Bandera de Líbano durante 23 años desde 1920 en el Mandato Francés, donde era denominado “Gran Líbano”
Pese a ello, posiblemente el hecho más grave es precisamente que lo relatado hasta ahora no es historia, sino que Líbano a día de hoy, en pleno 2020, se sigue rigiendo por el censo de 1932 y la Constitución Libanesa de 1943 bajo el chantaje francés de fomentar otra dura guerra civil en caso de que estas características sean defenestradas de una vez por todas tal y como reivindican gran parte de los trabajadores libaneses. He aquí donde se ubica el factor que obliga a la confesionalización mediante sectas (4) de todos los ámbitos de la vida comenzando por la escolarización de los niños, pasando por el empleo público y terminando con las cuotas en la judicatura. Prueba de este hecho es la distribución sectaria establecida de facto a la hora de escoger los cargos de Primer Ministro, Presidente, Portavoz del Parlamento y Portavoz Adjunto del Parlamento, donde estos deben estar ocupados obligatoriamente por una persona musulmana suní, cristiana maronita, musulmana chií y cristiana griego-ortodoxa sucesivamente. Sin ir más lejos, la propia vecina RAS ha declarado más de una vez que esta manera de funcionar sería impensable en su capital damascena, no en vano los sirios son conscientes de que el Eliseo monitoreó los Acuerdos de Taif y que al contrario que el Majlis al-Sha’ab (Parlamento Sirio) el Majlis an-Nuwwab (Parlamento Libanés) jamás ha podido dar un paso si detrás no se ubica el visto bueno del Eliseo en París.
Uno de los innumerables ejemplos del colonialismo francés en Líbano es que los billetes aún están escritos en francés o que su banco nacional hoy en día es mayormente conocido como BDL o Banque du Liban en vez por su nombre en árabe.
De esta forma, mientras vayamos describiendo durante los próximos artículos las posturas de la Reacción y del Eje de la Resistencia (5) tras esta breve introducción, trataremos las protestas que se nos han presentado en Tripoli (6) al norte, Saida (7) al sur o en la propia capital Beirut que han sido bautizadas desde octubre de 2019 como la “revolución del Whatsapp”, un dibujo bastante correcto si nos limitáramos al impacto de marketing pero de poco rigor sobre el terreno. Es decir, si bien el intento de aumentar los impuestos sobre hidrocarburos, tabaco o la aplicación Whatsapp (a cinco euros al mes esta última) pudieron colmar el vaso de la paciencia del Pueblo Trabajador Libanés, la atmósfera de hartazgo social contra la corrupción íntimamente ligada al sistema sectario impuesto por el Estado Francés era más que palpable en numerosos barrios y pueblos.
NOTAS:
Aportando un grano de arena desde Hego Euskal Herria en un medio internacional para que la voz de los trabajadores de los pueblos oprimidos sea comprendida.
ÚLTIMOS COMENTARIOS