Milei, un vulgar estafador

Crónica de una estafa presidencial 

El imperialismo con su poder mediático y sus conocimientos de guerra psicológica es capaz de vender espejitos de colores y hacer a los pueblos votar por candidatos que destruirán sus condiciones de vida. El pueblo argentina hoy lo vive en carne propia.

Javier Milei está destruyendo día a día a la Argentina, pero no contento con ello, el 14 de febrero posteó un tuit en el que recomendaba comprar una nueva criptomoneda denominada $LIBRA, con enlace y todo. Esto ya de por sí era un escándalo, por las siguientes razones: 1) la recomendación la hace desde una cuenta certificada por X, con tilde gris, como cuenta de un mandatario de Estado, la sola recomendación es un delito: negociaciones incompatibles con la función pública, 2) la página web del token fue creada horas antes del tuit de Milei, por lo que va de suyo que había habido una coordinación y por lo tanto 3) sin Milei, $LIBRA no saldría de la intrascendencia; a diferencia de las stablecoins (bitcoin, ethereum, por ejemplo) lo que el presidente argentino promocionaba era una memecoin (criptomoneda basada en un meme o personaje) es decir, un producto de baja calidad y por lo tanto alta volatilidad y 4) sin decir cómo, el presidente afirmaba que el proyecto  se dedicaría a “incentivar el crecimiento de la economía argentina, fondeando pequeñas empresas y emprendimientos argentinos”, jugando la institucionalidad en su propuesta.

Cuando Javier Milei publicitó $LIBRA en X, el valor era de 0,000001. Poco tiempo después, llegó a un dólar y allí, los creadores comenzaron a vender. Y cuando tocó su techo, alcanzando los 5,2 dólares, dejaron de vender y empezaron a retirar ganancias, desplomando la cotización. Esta operación se conoce como “rug pull”, o sea “tirar de la alfombra”, y ya había sido realizada por el propio Milei en 2022 con dos tokens, Vulcano y CoinX. Con $LIBRA compraron en 0 y vendieron en transacciones que oscilaron entre los 500 mil y 3 millones de dólares. El presidente argentino está en la cúpula de una estafa piramidal irrealizable sin su participación. Una vez consumado el delito, Milei borra su tuit. Se calcula el fraude en 300 millones de dólares, la criptoestafa más grande de la historia.

Luego se supo que los criptoestafadores habían entrado a la oficina presidencial reiteradas veces. Así conocimos de la existencia de Hayen Davis, hijo del líder de una secta cristiana condenado por fraude. Luego, el New York Times expuso la denuncia de empresarios cripto a los que se les pidió sobornos para reunirse con el presidente, la hermana y el empresario argentino Mauricio Novelli aparecen como quienes reclamaban pagos para tal fin.

Intentó aclarar lo sucedido en una “entrevista” con postedición con el “periodista amigo” Jonathan Viale. Se lo vio balbuceante y acusador, pero luego, en su edición para YouTube, el poderoso Grupo Clarín  pone una parte que había que recortar. Milei contradice el absurdo argumento de que había tuiteado “como privado” con la afirmación de que el Ministro de Justicia lo defendería. Viale, acorralado por el tropiezo le dice “Pero entonces sos el presidente”, el asesor presidencial Santiago Caputo corta el momento, habla con Milei y el periodista guionado reconoce “Te puede traer un quilombo (problema) judicial”. La publicación del corte significa una bajada de pulgar del principal multimedio del país.

La Revista Forbes y el Wall Street Journal también han publicado incriminantes investigaciones que dejan al presidente argentino, acorralado por denuncias de los estafados del mundo.

La de Milei es una burda operación para hacer caja de quien creyó que la impunidad del poder es ilimitada, pero está sufriendo un crítico daño político autoprovocado. Recordemos que los títeres del poder son descartables cuando dejan de cumplir su oprobiosa función.