×
×
Campaña Crowdfounding 🔥
Sin independencia económica no hay independencia informativa

El Trap nace a principios de los noventa en EEUU. En España aparece 25 años más tarde. Es un estilo de música, pero sobre todo es un estilo de vida. Es la manera de acceder a dinero fácil y rápido, de otra forma consideran que no tienen oportunidades. Son chicos y chicas nacidas en los 90 y cuyos referentes musicales y maneras de vivir se remiten a los triunfadores de la MTV.
«Lo que me atrae del Trap es la forma de contar las cosas, todo muy crudo y provocador, vacilando constantemente, hablando de cosas feas: de putas, de droga y de dinero.” Podría parecer una provocación, una forma de protesta ante el sistema que hace que la gente que nace en barrios obreros no tengan otra salida si quieren sobrevivir en el “ghetto”. Pero no es así. Su mensaje promociona los valores del capitalismo más salvaje, son esclavos de las marcas, de la cosificación de la mujer, de los coches caros… en general la vida que llevan “los ricos”.
Algunos de sus artistas son imagen de Calvin Klein y de otras marcas internacionales y desfilan en la semana de la moda masculina de París. En Madrid han abierto una tienda de ropa con nombre claramente relacionado con el mundo de la droga y con unos precios prohibitivos para los chavales a los que hacen referencia en sus canciones.

Su máximo exponente son las consideradas putas y raxetas (término adaptado del inglés Ratchet, “chicas de barrio, humildes, que llevan ropa barata e imitaciones de marcas de lujo y de forma algo provocativa”) y ha pasado de ser un género dominado por hombres a que sean las mujeres las que cada vez estén obteniendo mayor éxito. Estas mujeres adoptan papeles machistas y consideraran que:
“ El feminismo está mal planteado, porque hace más división que acercamiento. Encuentro que la palabra es terrible de fea, es como una bandera culiá que se desvirtuó y ya es otra cosa. Ya pasó. Siento que hablar del género es tan maleducado. Para mí es etapa superada, no es tema.” Tomasa del Real.
Sus vídeos “provocativos”, provocación meramente formal, son retirados de Youtube con cierta asiduidad pero sus interpretes tienen claro que el planteamiento de la industria musical no es más que un tema de dinero. “No, más que machismo es dinero. Youtube tendría que haberme pagado por las visitas del vídeo, pero al ver el éxito que estaba teniendo en un solo día, se asustaron y decidieron censurar el vídeo y así no poder monetizar las visitas.”

Desde los medios de comunicación en espacios catalogados como “alternativos” hablan de este fenómeno como si fuera un relevo de la cultura quinqui de los 80, y presentan a sus fans como un grupo de jóvenes marginados por el sistema que van a las discotecas a escuchar Trap como forma de revelarse. Y ellos asumen ese discurso. Obviando por completo el trasfondo social de su problemática y sin plantearse ninguna lucha contra el sistema que les tiene alienados y sin posibles salidas.
Entre los seguidores del Trap existe la idea de que esta corriente musical y “cultural” ha creado un foco de unión social y ha derribado las fronteras que las clases sociales generan: pijas, chonis, heteros, gays… “hemos puesto a gitanos bailando con duques.” Sin embargo los posmodernos lo analizan desde la posición que les da su “estatus social”, como si en realidad fuera un fenómeno de circo y con la lejanía del que se sabe que nunca pertenecerá a ese “club”, en un mero alarde de clasismo, ridiculización y postureo.
Los medios de comunicación se encargan de hacer que algo que es en apariencia residual y un fenómeno de youtube se convierta en la nueva “biblia” de los jóvenes, en la idea de que en el capitalismo si quieres puedes. Lo ofrecen como salida válida ante el desempleo, la falta de oportunidades para la clase obrera, como una forma de hacer dinero fácil y rápido.

Cristina Tous y Erik Rodríguez.
Gracias por tu aportación. Feliz semana.