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Tras el aniversario del natalicio de Alí Primera comenzamos una serie de artículos de homenaje. Hoy, os dejamos el segundo, obra de Xavier Rodríguez Marrero. Pincha aquí para leer el artículo de Gregorio Quintero «Gente de mi tierra».

Alí que mira desde los muros. Arte y fotografía: Comando Creativo.
Son miles. Miles de mujeres y hombres, peregrinos. Son devotos del canto rebelde. Son insurgentes de la palabra y la acción. Son los desordenados, los malhablados, los desbocados, malaconducta. Son bacantes de un rito, cultura que apesta, la contradicción. Son la levadura que hace posible un pan de versos. Son, somos y seremos por siempre los panfletarios del cuento. Y como si una fuerza magnética nos congregara, hemos venido a esta tierra, para llegar al santuario donde descansa el padre cantor de nuestro pueblo, Alí Primera (1941 – 1985).

…y fui llenando con flores a mi fusil de poemas…

La multitud rumbo a la tumba del Padre Cantor.
El ritual se daría por vez primera vez en el barrio suburbano La Vela (hoy Barrio Alí Primera), lugar de la última vigilia que tuviera el cantor, ese lunes 18 de febrero “millares de personas, infinidad de ellas, procedentes de las diversas latitudes del país siguieron el cortejo fúnebre, con los restos mortales del cantautor Alí Primera”.
La inmensa caravana de automóviles y “gente de a pié” inundaban la ciudad, el sol irradiaba con la fuerza torrencial del dolor del pueblo paraguanero. Por espacio de cuatro horas la ciudad de Punto Fijo fue testigo del más grande peregrinaje jamás visto en estas tierras, la juventud, los obreros petroleros, los militantes de las izquierdas más variadas, y los más diversos sectores marcharon ocho kilómetros desde el Barrio La Vela hasta el Cementerio Municipal de Santa Elena, “como consecuencia de la avalancha humana que se observaba deseosa de estar lo más cerca posible del féretro antes de la inhumación, el espacio físico del Cementerio, resultó realmente insuficiente”.
Humberto Zavala Guerrero, Breve Historia de la Marcha de los Claveles Rojos.
Son las declaraciones más antiguas que se consiguen en la red, con respecto a la marcha de los claveles. Treinta y dos años después me encuentro en el ingenio Bolívar, San Mateo, es una mañana soleada muy soleada en este pequeño poblado enclavado en un valle del estado Aragua. Es la primera parada de la Caravana que se dirige a la Casa Museo de Alí Primera.

Fotografía: Luigino Bracci.

Fotografía: Huacho Nacho.

Fotografía: Huacho Nacho.

Fotografía: Huacho Nacho.

Niños y niñas y mayores rinden homenaje al cantor.

Fotografía: Huacho Nacho.
El domingo 19, antes de ir a la marcha me doy un baño en el Mar Caribe.
La marcha sale desde la casa de Alí, que se encuentra ubicada en el antiguo Barrio La Vela, hoy Barrio Alí Primera, uno de los tres poblados que tienen cabida en el territorio nacional. El recorrido de ocho kilómetros se convierte en un autentico carnaval de canto y color. Entre las canciones que más eco tienen en la gente, están Tin Marín, Mama Pancha y Camarada. Un marionetero va dibujando sonrisas entre la multitud que se agolpa haciendo danzar a una pareja en el aire. Hay niños por doquier, tocando sus cuatros, yendo en sus bicicletas, al son de la marcha. Una doña lleva un cuadro, muestra a Alí tocando la guitarra, es un Alí hecho de nubes que surca el firmamento, que se alza sobre esta tierra agreste, esta tierra de hijos del sol.

Me dejo llevar por la multitud hasta el cementerio de Santa Elena, con un aliento largo entramos entonando Camarada, un canto perenne que me arrastra hacia el interior de la tumba. Nuevamente, se cumple el designio, como hace tres décadas, con un recinto que se encuentra a reventar. Cuando logro entrar me recibe una imagen escultórica del cantor, en ella Alí parece un avatar de nuevo milenio, y nosotros sus acérrimos seguidores, apiñados, sudados, roncos de tanto cantar, elevando versos. La lápida del poeta solo dice Yiyo. Padre cantor. Un recordatorio cercano, amoroso, tal como le decían sus hermanos y su madre, que descansa en la misma fosa, cuya lápida dice Abuela Carmen Adela, Vientre Sonoro. A todo pulmón los presentes entonamos la canción del Gallopinto …no se marchará, siempre cantará, la música fresca de su manantial… De un vientre sonoro nació, en una espiral de canciones ha de descansar…

Imagen escultórica del cantor
Volver a enumerar la lista de canciones de Alí que se cantaron durante la visita, equivale a revisar la discografía del cantor del pueblo. Para efectos de este relato, hemos realizado esta lista de reproducción de los temas que allí se cantaron y se contaron.
https://www.youtube.com/watch?v=eWFjR0c6WZk&list=PLYVD5nRKFqmv0fFeCuocEYyTmj6JqNk1h&index=2
Yo regresé a mi casa en otro autobús, distinto al que había abordado desde el comienzo. Había muchos jóvenes, apenas al entrar se lograba percibir un olorcito a marihuana, en medio de un ambiente de buena vibra y euforia. Por los parlantes iba brotando a todo volumen Fito Páez, Molotov, John Lennon, Soda Stereo, The Beatles, Elton John, Charly García, Paralamas, Zapato 3… Y por supuesto, Alí Primera. Era la mini rumba rodante luego de la fiesta principal.
Fue en medio la carretera cuando empecé estas notas en mi fiel y gastada libreta roja. La rumba llega a su clímax, mientras garabateo mis recuerdos e ideas. Por los parlantes suenan los primeros acordes de I wan’t to break free de Queen. La bulla y el baile toman la pista.
El conductor, de cabello bastante canoso, quizás de unos cuarenta o menos, no despega la mirada de la carretera. Desde su puesto de comando, va cantando las canciones que salen por los parlantes. Una segunda mirada a través de los espejos convexos del vehículo reconstruye una visual escheriana muy psicodélica del personaje: aplicado en su responsabilidad, luce lentes polarizados femeninos para protegerse del sol, junto con una bufanda de marabú rosado. Una imagen a medio camino entre la elegancia y el collage, que contrasta marcadamente con el paisaje de los médanos que vamos dejando atrás.

Fotografía: Huacho Nacho.
…desandando la historia a trote limpio
oigo que pasa relinchando algún caballo
no sé el color, pero en la oscuridad
lo que importa son los pasos.
Y aunque el pueblo parezca aletargado
estoy seguro que conserva en la memoria
que alguna vez, en algún sitio de la historia
galopó sobre esta tierra ese caballo…
Alí Primera.
Xavier Rodríguez Marrero.
http://viatextual.blogspot.com.es/?m=1
Agradecimientos a Luigino Bracci y Huacho Nacho por sus imágenes.
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